Por César Barros Montero.
Su origen está en la época de la colonia, donde las grandes haciendas debían apartar su ganado vacuno y caballar para marcar, separar y sacrificar las reses. Chile exportaba al Perú los cueros, el charqui y la grasa a curtiembres, empresas mineras a los fabricantes de velas.
Hay que considerar que el alambre de púas no se inventó sino hasta más o menos 1970 en los EE. UU., por lo tanto, las propiedades rurales eran espacios abiertos, y la propiedad de los animales no era sencilla de ser determinada. Los animales se enviaban a cordilleras y veranadas —dependiendo de la zona del país—, y se bajaban en la primavera para ser seleccionados, marcados, y sacrificados.
Como el tamaño de la faena era enorme y difícil, se hacía en forma mancomunada entre varias haciendas vecinas que aportaban al personal —huasos— que bajaba de los cerros a los vacunos bravos. A continuación, la gente separaba, marcaba y faenaba los animales. Esto en medio de asados y fiestas, para entretener a ese numeroso grupo de colaboradores.
Los animales se ponían primero en un corral de pircas rectangular (el enfriadero grande) donde reposaban y se tranquilizaban un poco. Luego, en grupos más pequeños (30 a 40), pasaban a otro corral cerrado con pircas (el enfriadero chico o apiñadero). De ahí, parejas de huasos (colleras) apartaban los vacunos uno por uno, los corrían contra una pirca recta, afuera del apiñadero, y lo detenían para ser marcado, o sacrificado, dependiendo del caso. Se daban premios a las colleras de jinetes más destacadas por su rapidez y su asertividad para detener al vacuno.
Con el tiempo, esta faena típica del trabajo se fue convirtiendo en una competencia. A fines del siglo XIX se reemplazó la pirca recta por la medialuna, más práctica y más visible para el público. Se pusieron ramas y totoras en zonas precisas para detener a los animales (quinchas) y se dieron premios según la dificultad de las atajadas. Los criadores de caballos chilenos reglamentaron la competencia, hasta que en 1962 se hizo el primer reglamento. Entonces, se convirtió el rodeo como deporte nacional, que hoy cuenta con más de 30.000 practicantes activos, en casi 1.000 medialunas públicas y privadas, movilizando además a artistas, artesanos, y transportistas. Es el deporte que más atrae público en Chile después del fútbol. Y emplea en total a no menos de 600.000 personas. El deporte ha evolucionado a finde mejorar las condiciones de manejo del ganado dentro y fuera del recinto, y las faltas a las normas de cuidado animal son severamente castigadas. La faena del rodeo, es similar a cómo se maneja el ganado vacuno en cualquier predio mediano-grande de Chile, y está supervisado por el SAG, funcionarios municipales y Carabineros de Chile. En cada rodeo debe estar presente una ambulancia (para atender a corredores y demás personal de la medialuna) y un veterinario para atender a los animales.
Hoy, al Champion de Rancagua asisten más de 50.000 personas en los 4 días que dura el campeonato. En el año se realizan alrededor de 400 rodeos oficiales, sin contar las infinitas pichangas” o pequeños rodeos entre amigos, que se hacen cada fin de semana de la primavera en adelante.