DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA

APUNTES DE HISTORIA DE CHILE

Por Rafael González Amaral

Introducción

Antes de la llegada del español, los pueblos autóctonos que habitaban Chile eran variados. La mayoría de las investigaciones apuntan a que América fue poblada por tribus nómades que se desplazaron desde Asia a través del estrecho de Bering unos 140 siglos a. C.  Hay vestigios de que Chile estaba habitado 40 siglos después. Estos serían en estricto rigor los descubridores de Chile.

No se puede descartar que humanos hallan también llegado a las costas chilenas desde Australia y la Polinesia. Los estudios científicos ­­en el campo de la antropología genética no han sido capaces de demostrar aún que la raza americana tenga una sola procedencia, ya sea del mismo continente (teoría desarrollada por Alex Hrdlička en 1908), o de múltiples lugares: por el norte desde Asia (entre 40 y 17 mil años a. C.), por el centro desde la Polinesia (5 mil años a. C.), y por el sur desde la Melanesia y Australia (3000 a 500 años a. C.). Lo último ha sido la tesis de científicos como Paul Rivet y Augusto Méndes Correia basados en estudios de la antigüedad del hombre americano, sus grupos sanguíneos y factores lingüísticos.

Entre los principales pueblos indígenas que habitaron Chile están, de norte a sur, los aymaras, atacameños, changos, diaguitas, picunches (entre el Aconcagua y el Maule), mapuches[1] (entre el Itata y el Toltén), pehuenches (misma zona en la cordillera), lafquenches (misma zona en la costa), puelches (misma zona en la cordillera) huichilles (de Valdivia a Chiloé), chonos (al sur de Chiloé hasta la península de Taitao). Más al sur seguían los aonikenk (tehuelches), kawésqar (alacalufes), selkman (onas) y yaganes (yámanas).

Nombres como araucanos, onas, patagones corresponden a la denominación española y se confunden con los nombres que se dieron los naturales. Algunos ubican a los promaucaes a los que vivían aproximadamente entre lo que es ahora Santiago y Rancagua. Otros, como De Ramón, los asimilan o los integran territorialmente con los picunches. (De Ramón, 2003, p. 25).

[1] En mapudungún la voz es mapuche (sin s final), tanto para las formas singular como plural. No obstante, al integrarse esta palabra al idioma español, se aconseja usar la morfología “mapuches” (Academia Chilena de la Lengua, 2009).

Es complejo el estudio de estos pueblos ya que al carecer de una historia antigua escrita y de una organización política centralizada, no es posible establecer hasta qué punto correspondían algunos de ellos a la misma etnia o si otros habían sido producto de una escisión en algún momento. Sí es relevante establecer que había una unidad lingüística, al menos entre las tribus diseminadas entre el Choapa por el norte,  hasta Chiloé por el sur y entre los océanos Pacífico y Atlántico.

Por lo tanto, la gran mayoría de los naturales de Chile, pueden ser analizados como una nación desde el punto de vista lingüístico. El mapudungun tenía cuatro dialectos (picunche, moluche, pehuenche y huilliche) con pequeñas diferencias entre ellos. (Lenz, 1895-1897, p. xxii).

Algunos estudiosos del tema consideran que picunches, huichilles, pehuenches y lafquenches son parte del pueblo mapuche.

Rolando Mellafe señala que la población indígena a la llegada de los españoles era del orden de un millón de habitantes, de los cuales los mapuches sumaban unos 750 mil. Del resto, 150 mil habitaban al norte del río Itata y 100 mil, al sur de Chiloé. (Bengoa, 2007, p. 510). Otras estimaciones y cálculos hacen subir los naturales a los dos millones.

Los 750 mil mapuches en el momento de la conquista quedaron reducidos a unos 150 mil al tiempo de la independencia. La principal razón de la baja de la población estuvo en las pestes que provenían de España y que atacaban con gran fiereza a los nativos.

Desde el punto de vista político, esta importante masa de al menos un millón y medio de indios que poblaba un territorio de unos dos millones de kilómetros cuadrados estaba fragmentada en una enorme cantidad de levos, rehues, aillarehues, tribus, y butalmapus, que se regían con absoluta independencia. Algunas de estas organizaciones no eran permanentes y se constituían en caso de catástrofes o guerra. En el último caso se nombraba a un jefe llamado toqui para dirigirlas.

Como no había organizaciones políticas del tipo de un Estado, cada denominación tenía a su vez grupos con otros nombres tales como quillotanes, mapochoes, cauquenes, boroas, etc.

La tribu más numerosa era la mapuche que habitaba desde el río Itata hasta el Toltén. Dentro de los mapuches, las etnias más numerosas eran la huichille (en el sur), la lafquenche (en la costa) y la pehuenche (en la cordillera). En el valle central, entre los ríos Aconcagua e Itata, vivían los picunches. Algunos historiadores mencionan a los promaucaes, que agruparían a diaguitas, picunches, mapuches y pehuenches.

Es dificilísimo – tal vez imposible– hacer una clasificación exacta de las etnias que habitaban Chile y los territorios que ocupaban al momento de la conquista española, especialmente de los mapuches. Como pueblos nómades que eran, se desplazaban entre ambos lados de la cordillera y no tenían una estructura política que los agrupara a todos. Desde el punto de vista territorial, diferentes etnias convivían en una misma región.  Como si lo anterior no fuera poco, dentro de una misma etnia, se daban nombres distintos a otros grupos, fueran de la misma etnia o de otras.

Araucano es una denominación dada por los españoles a los naturales que poblaban la zona sur de Chile, entre los ríos Itata y Toltén­­.

Descubrimiento

El marino portugués Hernando de Magallanes fue comisionado por el rey Carlos I de España para encontrar una nueva ruta a las Indias Orientales, de donde provenían las especias que eran muy importantes para la mesa de los europeos. La “ruta de las especias” por Asia se veía dificultada por el Imperio Otomano, lo que encarecía la provisión de pimienta, canela, nuez moscada, clavo, incienso y de plantas medicinales desde Oriente.

El primero de noviembre de 1520, la expedición descubrió un estrecho que comunicaba el océano Atlántico con el mar del Sur que Magallanes rebautizó con el nombre de Pacífico. Por la fecha de su descubrimiento, se le llamó Estrecho de Todos los Santos. Más adelante, se le cambió su denominación por el de estrecho de Magallanes, en honor a su descubridor.

Por lo tanto, Magallanes tocó suelo chileno antes que su descubridor oficial (Diego de Almagro).

Magallanes continuó su periplo hacia la India. En marzo de 1521 arribó al archipiélago de las Marianas y a las islas Filipinas. Murió el 27 de abril en la batalla de Mactán, en un combate contra indígenas. Su lugarteniente, Sebastián Elcano, logró alcanzar el puerto de Sevilla con la nao Victoria en 1522, desde donde habían zarpado tres años antes junto a otras cuatro naves que se malograron durante el viaje.

Dado lo anterior, la hipótesis de que Colón fue en busca de una nueva ruta hacia las Indias es absurda. Aquello ya lo habían logrado Magallanes y Elcano.  El propósito era la conquista de nuevas tierras. Al revisar las Capitulaciones de Santa Fe, observamos que Colón obtuvo de los reyes católicos los títulos de almirante y gobernador de las tierras que descubriese y un décimo de los dineros del comercio que se estableciera con España.

Expedición de Diego de Almagro

Almagro, salió del Cuzco con dirección a Chile a comienzos de julio de 1535. En el camino fue reuniendo más hombres hasta lograr sumar unos 500 españoles, 100 esclavos y aproximadamente 1500 indios yanaconas usados como cargadores y auxiliares.

El nombre de Chile, con que llamaban al valle central los incas, parece provenir del vocablo Chili que en inca significa “lo mejor de una cosa” (Medina, 1882, p. 7). Los incas, conociendo la ambición por el oro de los conquistadores, exageraron las riquezas que había en Chile, con el fin de debilitar las fuerzas españolas en el Perú.

La ruta seguida por Almagro fue primero hacia el oriente, bordeando la ribera del lago Titicaca para después doblar hacia el sur. En el llamado paso San Francisco, a la altura de Copiapó, la hueste habría procedido a cruzar la cordillera de Los Andes.

Las penurias de la travesía y las gélidas temperaturas cordilleranas causaron gran mortandad, especialmente entre los indios yanaconas. Muchos españoles abandonaron la expedición. Otros tantos perdieron el interés en continuar con tan sacrificada empresa y desertaron.

Almagro llegó al valle de Copiapó con solo 240 españoles y poquísimos esclavos y auxiliares.

A pesar de las dificultades, Almagro siguió el viaje al sur. En el valle del Aconcagua los españoles fueron bien recibidos por los indígenas. No obstante, cuando los españoles llegaron al río Itata, fueron atacados por grupos de indios que se habrían asustado al ver los efectos de las armas de acero, los arcabuces y la desconocida dupla de caballo y hombre.

Con todo, la belicosidad de los naturales hizo que Almagro tomara la decisión de no continuar avanzando más al sur y retornar al Perú. Las riquezas de la cual se hablaba en el norte no habían aparecido por ninguna parte.

El regreso se hizo por el desierto de Atacama para evitar cruzar nuevamente la cordillera. Sin embargo, esta marcha fue casi tan dura como el cruce cordillerano. Además de la falta de agua, el calor en el día y el frío de las noches, los indígenas les fueron muy hostiles.

Por la forma como los restos de la expedición llegaron al Cuzco, fueron bautizados como los “rotos de Chile”.

Conquista

Pedro de Valdivia, lugarteniente de Francisco Pizarro tenía un espíritu aventurero y obtuvo autorización para viajar a Chile. Solo consiguió 11 soldados y un millar de indios auxiliares, además de algunos inversionistas que financiaron su expedición. No menos importante, Valdivia consiguió la compañía de una valerosa mujer: Inés Suárez. Durante el trayecto, se le fueron agregando otros hombres, entre ellos, Francisco de Villagra y Francisco de Aguirre.

Valdivia tomó el camino por el desierto de Atacama. Al llegar al valle del Aconcagua, fue atacado por el cacique picunche Michima-lonco, pero Valdivia lo venció. Michimalonco, quien fue educado en el Cuzco por los incas, había sido aliado del cacique Quilicanta, gobernador incaico del valle central de Chile. Al comenzar la guerra entre Huáscar y Atahualpa (1529-1532), la mayoría de los incas que ocupaban el valle central de Chile regresaron al Perú a participar en la guerra civil. Michimalonco aprovechó la oportunidad, rebelándose y expulsando a los incas que permanecían en Chile.

El 12 de febrero de 1541, Valdivia fundó la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo a los pies del cerro Santa Lucía (Huelén), entre los brazos del río Mapocho.

Como dictaban las disposiciones españolas, trazó la ciudad en forma de tablero de damas. El conquistador creó el cabildo, que representaba el sistema jurídico e institucional español.

El cabildo nombró gobernador y capitán general a Pedro de Valdivia.

Michimalonco era tenaz y siguió intentando aventar a los invasores. El 11 de septiembre de 1541 atacó e incendió la naciente villa de Santiago aprovechando la ausencia de Valdivia. Gracias a la osadía de Inés Suárez, quien ordenó decapitar a un grupo de caciques prisioneros y lanzar sus cabezas sobre los atacantes, los pocos españoles que defendían la empalizada que protegía la ciudad, pudieron salvar sus vidas.

Las hostilidades de los ataques se detuvieron, pero la ciudad casi destruida cayó en la miseria por lo que, para poder salvar la conquista de Chile, Valdivia mandó por auxilios al Perú a Alonso Monroy quien sólo pudo regresar con la ayuda encomendada a fines de 1543, casi tres años después de la destrucción de la ciudad.

Valdivia inició diversas obras de adelanto, entre las que se destaca la fundación de La Serena (1544). A continuación, avanzó hasta llegar a la margen norte del río Biobío, dando inició a la Guerra de Arauco. Sus conquistas le permitieron fundar las ciudades de Concepción (1550), La Imperial (1551), Valdivia y Villarrica (1552) y Los Confines (1553). La última cerca de la actual Angol.

En 1553 Valdivia se enfrentó en Tucapel a las fuerzas araucanas comandadas por Lautaro, un joven que le había servido de caballerizo, donde encontró la muerte.

Por esa época, las llamadas provincias de Chile subieron de rango a reino, no por su tamaño ni importancia. En 1554, Carlos I obtuvo la mano de María Tudor, reina de Inglaterra e Irlanda, para casarla con su hijo Felipe. Para ello, necesitó darle a este un rango real nombrándolo rey de Nápoles y de Chile. Al asumir Felipe II el trono español en 1556, Chile comenzó a ser llamado habitualmente en los documentos oficiales y las leyes de Indias como Reino de Chile. (Campos Harriet, 1966).

Francisco de Villagra fue nombrado nuevo gobernador por las ciudades del sur mientras que el Cabildo de Santiago nombró a Rodrigo de Quiroga. Cabe hacer notar que Valdivia había enviado a Francisco de Aguirre a conquistar Tucumán, haciendo con ello ostento de una gran ambición.

Después de varias batallas en las que Lautaro venció a los españoles, Villagra logró matar a Lautaro y vencer a los mapuches el 1 de abril de 1557 en la batalla de Mataquito.

Mientras tanto, el virrey del Perú había nombrado gobernador de Chile a García Hurtado de Mendoza.

El nuevo gobernador disponía de un poderoso ejército de más de 500 hombres y miles de indios. No obstante, los araucanos ya habían aprendido la forma como pelear contra los españoles y los hicieron pasar un mal rato en la batalla de Lagunillas acaecida el 7 de noviembre de 1557, donde fue tomado prisionero el cacique Galvarino a quien ––según el relato de Ercilla en La Araucana— le cortaron ambas manos sin que este mostrara el menor signo de dolor.

Los mapuches liderados ahora por Caupolicán sufrieron derrotas en manos de Hurtado de Mendoza en Millarapue y Tucapel. Caupolicán fue capturado y murió empalado.

Ante la muerte del virrey y padre y del nombramiento como nuevo gobernador de Chile de Villagra en 1553, Hurtado de Mendoza decidió volver al Perú, designando como gobernador interino a Rodrigo de Quiroga, mientras arribara Villagra a Chile.

En esa época, una peste de viruela arribada desde Europa provocó la muerte de al menos un 20% de la población indígena chilena.

Como la salud de Villagra era mala, las fuerzas españolas fueron dirigidas por su sobrino Pedro de Villagra. Este tuvo resonantes triunfos contra los araucanos en las batallas de Angol, Reinohuelén y Tolmillán.

En 1565 fue nombrado gobernador Rodrigo de Quiroga quien ocupó ese cargo hasta por poco más de un año.

Quiroga logró derrotar a los araucanos en numerosas batallas y combates. Además, reconstruyó Cañete y conquistó la isla de Chiloé. Pese a esos triunfos, el virrey dispuso que Chile fuera regido por la Real Audiencia en Chile. Después de una pésima gestión de la Audiencia, esta definió nombrar en 1568 gobernador a Melchor Bravo de Saravia. Cabe destacar entre sus obras el inicio de la erección de la Iglesia de San Francisco, finalizada en 1613. Este es el edificio más antiguo de Chile.

Bravo de Saravia fue reemplazado por nuestro conocido Rodrigo de Quiroga en 1575. Durante su gestión, la costa chilena sufrió ataques del pirata Francis Drake y dos terremotos. Además, sostuvo varios conflictos con la Iglesia. A este gobernador le sucedieron Martín Ruiz de Gamboa, Alonso de Sotomayor y finalmente Martín García Óñez de Loyola.

Óñez de Loyola llegó a Chile el 23 de septiembre de 1592 con la misión de pacificar la llamada Araucanía. Pretendió cumplir su tarea con tan solo un centenar de hombres. Este gobernador era sobrino de Ignacio de Loyola, el superior de los jesuitas, orden religiosa a quienes el Papa Clemente VIII consideraba el “brazo derecho” de la Iglesia. También Ignacio de Loyola era muy cercano al rey de España Felipe III, el piadoso.

Influenciado por lo anterior, el gobernador recibió un fuerte apoyo a través de la llegada de dos órdenes religiosas, los padres agustinos y los jesuitas, para colaborar en la labor evangelizadora que era tan importante para España. En cambio, no recibió suficientes refuerzos militares.

En la noche del 23 al 24 los indígenas dirigidos por el cacique Pelantaro atacaron el campamento de Óñez de Loyola en Curalaba, cerca de Angol. Usando una novedosa táctica, dieron muerte a casi todos los españoles, con la excepción de un clérigo y dos soldados. Era el día previo a la Navidad de 1598. En los meses siguientes, los araucanos mostrando grandes habilidades tácticas, aislaron y destruyeron todos los fuertes y ciudades fundadas por los españoles al sur del río Biobío.

Como resultado de lo anterior, los españoles suspendieron su avance hacia el sur, acordando con los araucanos que la zona comprendida entre el río Biobío y el canal de Chacao sería considerado territorio indígena. Chiloé permaneció en manos españolas, dependiendo directamente del virreinato del Perú.

Establecidos así los límites, se da por terminado el periodo de la conquista de Chile

La ciudad de Valdivia fue posteriormente recuperada por los españoles en 1645 al igual que los territorios al sur de esta ciudad.

Bibliografía
  1. Barros Arana, Diego. (2000). Historia General de Chile. Tomo I. Santiago:  Editorial Universitaria.
  2. Campos Harriet, Fernando. (1966). ¿Por qué se llamó “Reino” a Chile? Santiago: Editorial Andrés Bello.
  3. De Ramón, Armando. (2003). Historia de Chile. Desde la invasión incaica hasta nuestros días (1500-2000). Santiago: Catalonia.
  4. Lenz, Rodolfo. (1895-1897). Estudios Araucanos. Anales de la Universidad de Chile. Santiago: Imprenta Cervantes.
  5. Medina, José Toribio. (1882). Los aboríjenes de Chile. Santiago: Imprenta Gutenberg.