Tomo 4. Mil recuerdos de gloria
Los peruanos, cansados de una guerra que veían imposible de ganar, depositaron su confianza en el general Miguel Iglesias, quien aceptó al misión de buscar la paz aun a costa de pérdidas territoriales, lo que no fue aceptado por Cáceres. Las tropas chilenas recibieron la orden de proteger a Iglesias y terminar con la resistencia de Cáceres y sus seguidores.
En este periodo hay una serie de enfrentamientos menores en la sierra peruana, especialmente en el llamado callejón de Huaylas, donde los efectivos chilenos debieron hacer gala de su templanza y espíritu combativo en la lucha no solo contra los enemigos sino que además contra las duras condiciones climáticas y las alturas cordilleranas.
Finalmente, en julio de 1883 se produjo una importante batalla entre ambos bandos en la localidad de Huamachuco en el norte peruano. En esta batalla, el coronel Gorostiaga logró asestar una dura derrota a los peruanos. Si bien Cáceres pudo escapar, sus fuerzas resultaron aniquiladas y los intentos posteriores del líder peruano para rearmar un ejército no dieron resultados.
Para cerrar la guerra, las fuerzas chilenas ocuparon sin disparar un tiro la ciudad de Arequipa, último foco de la resistencia peruana, con lo que se puso fin a esta larga y sacrificada guerra.